El resultado es una historia sorprendente y apasionante, que hace que esperemos que su estela no desaparezca de nuestras pantallas durante demasiado tiempo.
No es tan mala como bizarra, con un desastroso Bruce Willis como víctima de un trauma y la clase de final que incluso los escritores de Scooby Doo no se atreverían a contemplar.
El ritmo es rápido y los dos protagonistas son carismáticos. Sin embargo, los guionistas podrían haber profundizado más en las características únicas del profesor.