La película atrapa al espectador en sus primeros minutos, pero pronto empieza a desmoronarse, centrándose casi por completo en dos personajes que resultan irritantes y poco interesantes.
Otra película dedicada a la idea de reproducir un estado mental drogado tan exactamente como sea posible. Logra este propósito con un bienvenido extra de considerable sentido del humor.
Aunque es irregular y quizá demasiado oscura como para ser totalmente satisfactoria, es lo suficientemente intrigante y deslumbrante para atraer a los fans de Lynch.
Embellece una historia paternofilial de poder e incesto con buenas actuaciones y detalles psicológicos interesantes, pero su tono es irregular y el desarrollo de la trama es frustrante.
Aunque esta secuela dirigida por John Singleton proporciona un recorrido bastante satisfactorio, le falta la frescura auténtica y la cercanía atractiva del original.
Aunque Cronenberg gestiona suficientemente las circunstancias en la primera hora, se desploma en la parte final, presentando secuencias que terminan socavando la moral del espectador.
Graham transmite la carga de un hombre, resaltando las realidades que involucra su profesión. Ofrece al espectador una visión clara de lo que se necesita para triunfar en la cocina, y cómo es fundamental no quedarse atrapado en ese mundo para siempre.
Una mirada triste y estimulante sobre cómo los precios de las matrículas y los ingentes préstamos a los estudiantes han creado una tormenta perfecta en las universidades americanas.