Aunque la trayectoria de la narración presenta escasas sorpresas y la trama se inspira en otras películas, la calidad de la ejecución es sobresaliente. Hay suficientes elementos aquí para captar la atención de la mayoría del público, ya sean jóvenes o adultos, amantes de los perros o aficionads a los gatos.
Una película que no deja de asfixiar, una incómoda exploración del consentimiento y la mala conducta sexual y una denuncia de la justicia popular en las redes sociales
Una película burda y manipuladora, afectada por un ritmo errático, con antagonistas que parecen una pantomima y un exceso de tomas de Caviezel llorando de manera masculina y temerosa de Dios.
Una rareza perturbadora con una ambientación opresiva que se queda algo corta en lo que a sustos se refiere. No obstante, funciona como muestra de un tipo de terror nada convencional.
Un impresionante debut del director sueco afincado en Polonia, Von Horn, que se ve impulsado en gran medida por el llamativo trabajo de cámara austera del director de fotografía polaco Lukasz Zal.