Poster de Un buen día lo tiene cualquiera

Críticas Un buen día lo tiene cualquiera (2007)

Luego de perder su negocio, sus ahorros y su hogar, Arturo decide aprovechar un programa social que permite a ancianos solitarios acoger a estudiantes jóvenes en apuros económicos por un alquiler simbólico. Sin ser estudiante y habiendo superado la juventud, falsifica su solicitud y se muda con Onofre, un entrañable abuelo que oculta detrás de su dulce fachada un genuino Mr. Hyde.

Alberto Bermejo Diario El Mundo

Comicidad alternativa. Perjudicada por unos medios insuficientes, la película se instala en territorios poco transitados, como el del costumbrismo desaliñado o la comicidad patética.

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