Se desarrolla con suavidad, presentando escenas entretenidas y una trama que mantiene un suspense moderado, asumiendo que no le prestas demasiada atención.
A pesar de su irreverencia y momentos de violencia, la película se siente más como un lamento que como un fuerte grito de protesta. Alterna entre el horror y la sátira, pero no logra ser lo suficientemente incisiva ni realmente aterradora.
Nada en la película funciona. Es a la vez exagerada y aburrida, con una historia complicada que se desmorona con voces en off líricas, flashbacks largos y conversaciones expositivas interminables entre gente que habla acentos incompatibles.
Decir que Grey es una joven atractiva y objeto de la mirada ajena resulta más un resumen de la historia que una crítica en sí. Esta perspectiva es evidente, frustrante y enigmática.
Un film inteligente que destaca por sus detalles meticulosamente elaborados en el decorado, un montaje preciso y efectos especiales originales que capturan la atención del espectador.
Tan suave que no genera grandes emociones, salvo en la escena de la cena, que resulta ser lo más notable del filme. El humor racial se maneja con cuidado para evitar controversias.
Aunque la narrativa sigue un camino lineal, cada episodio ofrece una estructura única y completa. Provoca una mezcla de emociones como rabia, ardor, tristeza y un toque de dulzura.
El cine de Liman destaca por un estilo clásico. Aunque no presenta elementos particularmente innovadores, las escenas de persecución y los enfrentamientos son llevados a cabo de manera efectiva.
The Last Kiss, similar a 'The Break-up' con Jennifer Aniston y Vince Vaughan, no logra destacar como una buena película; sin embargo, se le puede otorgar un reconocimiento por su sinceridad.
El humor de 'Me, Myself and Irene' es sorprendente, aunque su crudeza es poco frecuente. Los directores a menudo recurren a situaciones de mal gusto, pero lo hacen con la intención de mantener alguna forma de decoro en la película.