Los terremotos industriales y los cambios de rumbo han dejado su marca en la producción. Se nota la influencia de los reshoots, y el desarrollo resulta confuso. Aunque intenta mantener el tono festivo de la entrega anterior, parece que nadie está dispuesto a disfrutarlo.
Tiene una historia sólida, aunque es algo rutinaria y se siente autolimitada. A pesar de ello, ofrece un par de sustos efectivos y algunos momentos de lograda ternura fantasmal, lo que la convierte en una película realmente intrascendente.
Apela a tantas neurosis de nuestro presente que podría ser una sátira perfecta. Como no sabe que puede serlo, y parece vivir en la inopia, se contenta con ser un atolondrado síntoma de tantos.
Rinde mejor cuanto más se pliega al corazón de Poirot y menos a las intrigas. De ahí que logre triunfar y ofrezca una valiente alternativa en tiempos de deconstrucciones escépticas.
Fracasa en su intento de cerrar la saga interminable como un merecido castigo a la arrogancia que impulsó la trilogía desde el principio. Un desenlace que no está a la altura, muy por debajo de lo que se esperaba de su trilogía.
Retrotrae a las películas más desastrosas de DC. De Liga de la Justicia para abajo. Es, en efecto, una película muy mala. Incluso terrible, y en ciertos compases difícilmente soportable.
Hay tantísimo esfuerzo y tanta disposición para probar nuevas ideas y enfoques interesantes, que a veces da la impresión de que al director le interesa más demostrar su habilidad como cineasta que cuidar su obra.
Una comedia poco inspirada que pone de manifiesto las dificultades del cine español para alejarse de la sombra de 'Torrente'. Leo Harlem encarna al líder de una familia multicultural, utilizando este contexto como mera excusa para una serie de chistes racistas que claramente siguen la línea de Santiago Segura.
Como secuela, sigue la típica lógica de inflación. Todo se desarrolla de manera predecible, lo que reduce la posibilidad de sorpresas y resalta una evidente pérdida de frescura.
Siempre nos queda la retórica. La asunción de que existen ciertos ingredientes oficiosos que garantizan la distinción frente a otras franquicias de monstruos amables.
Lleva la agonía del cine de superhéroes a nuevos y bochornosos extremos, donde nada tiene demasiado sentido y no se justifica el entretenimiento insípido que ha creado Sony.
Es difícil hallar en la historia del MCU una propuesta tan insípida. Se percibe una profunda tristeza, y queda claro que la película resulta ser un gran fracaso, ya que no tiene otra opción que serlo.
Otra estupenda entrega para disfrutar de las dos criaturas liándose a tortazos expande los logros de su predecesora. Una película deliciosa, la constatación de que Hollywood ha sabido importar finalmente el 'kaiju eiga'.
A pesar de su trasfondo deshumanizado, 'Free Guy' se presenta como una película suave, brillante y llena de romanticismo. Su elenco comprometido aporta una energía positiva que realza la historia.
Excelente entretenimiento al estilo puro de Michael Bay, es una celebración total para aquellos que siguen disfrutando su cine con una sonrisa irónica. Esta película tiene el potencial de alegrarte más que ninguna otra en este momento.