Mediocre. El uso de trucos ya conocidos resulta vergonzoso. Las ambiciones son cansinas. La serie se jacta de su exagerada simplicidad, confundiendo lo recargado con lo maduro.
No ofrece nada innovador. Longoria y Olivares pierden de vista que un documental no es solo un reportaje extendido. Con la intención de ser imparciales, carecen de sustancia y profundidad.
Si la serie logra mantener la calidad del episodio inicial, definitivamente me quedo con ella. No busca ser innovadora, y eso está bien. Solo espero que no termine como 'Alcatraz'. Si consigue darnos momentos de miedo y crear una sensación de paranoia, eso será suficiente.
Un intento de 'Juego de Tronos' con un trasfondo histórico. No puedo evitar asociar a Gabriel Byrne y Jessalyn Gilsig con la famosa superproducción de HBO, incluso imaginándolos en una parodia de Saturday Night Live.
Qué tedio. Al menos Elizabeth Perkins aparece como una mujer de sesenta con un espíritu libre, y su humor logra arrancar algunas risas. Sin embargo, eso no es suficiente para salvar la película. Una comedia más que se desvanece en la memoria.
Esta serie realmente ha resonado en mí. Al igual que 'The Affair' o 'The Leftovers', 'Modern Love' tiene el poder de evocar una variedad de reacciones emocionales.
Gaiman tiene una habilidad notable para trabajar con iconografías, símbolos y conceptos, mientras que Goyer los captura con destreza, situándolos en el núcleo de la serie. Con un elenco carismático, logra un balance interesante entre lo íntimo y lo grandioso, resultando en una serie muy recomendable.