Es como un 'The IT Crowd', pero de romanos. Como si mezclásemos 'Gladiator', 'Amanece que no es poco', 'La Vida de Brian' y 'The Inbetweeners', aunque bajando un poco el nivel, ya que no es tan buena.
Espléndida, lujosa, novedosa y bonita, muy bonita. Ténicamente sobresaliente y, para los estándares de la producción televisiva española, completamente inédita. Es decir, una historia de siempre, pero contada como nunca.
Gustará tanto a los que prefieren las series clásicas y elegantes de BBC como a los que aplauden que la televisión se arriesgue con historias perturbadoras.
En 'Raphaelismo', los guionistas y directores se encargan de organizar las piezas de Raphael, logrando contar su historia con maestría. Su labor es impresionante y realmente destacan en este aspecto.
Es sumamente tediosa. Solo se vuelve soportable en los momentos más grotescos, especialmente en los encuentros con sus familiares. Su pronunciación complicada se combina con un pensamiento desordenado, y en ocasiones el resultado recuerda a Antonio Ozores.
En 'Capítulo 0' se presentan frases memorables, personajes bien desarrollados y un ritmo excelente. Ningún chiste eclipsa la narrativa. Cuando una comedia está repleta de momentos de risa incontrolable, es sin duda una buena comedia. 'Capítulo 0' ofrece docenas de esos momentos.
Lo conceptual y esencial de Chirbes ha evolucionado en un material dramático de altísima calidad, manteniendo su esencia, gracias a una estrategia de abordaje audaz y resuelta.
David Sainz y Enrique Lojo han creado una comedia impecable que mezcla absurdidad, existencialismo y toques de humor español, en una combinación que resulta tanto inquietante como divertida.
Imprescindible. Una serie documental espléndida y dura. Rara vez se ha retratado el sufrimiento de las víctimas de la banda terrorista con tanto temple.
Ya desearían otras series más reconocidas tener el mismo ritmo que esta. Es una serie que se presenta sin grandes pretensiones y, a pesar de ello, logra funcionar de manera efectiva.
Mediocre. El uso de trucos ya conocidos resulta vergonzoso. Las ambiciones son cansinas. La serie se jacta de su exagerada simplicidad, confundiendo lo recargado con lo maduro.
No ofrece nada innovador. Longoria y Olivares pierden de vista que un documental no es solo un reportaje extendido. Con la intención de ser imparciales, carecen de sustancia y profundidad.