La segunda temporada de esta serie, aunque impresionante en algunos aspectos, padece de las mismas debilidades que la primera. No parece haber mucha esperanza de que estas carencias se resuelvan en el futuro.
Cualquiera que tenga recuerdos vivos de la Guerra contra el Terror sería incapaz de resistirse a la particular mezcla de cinismo y rectitud moral de Stewart.
La tercera temporada continúa evitando caer en el mero deseo de superación personal o empoderamiento, lo que demuestra que su capacidad para perdurar es tan notable como cualquier otro aspecto.
La película se fundamenta en una de las narrativas más icónicas de la historia y asume que no es necesario detallar los eventos ni su relevancia. Sin embargo, resulta ser todo lo contrario.
La serie puede considerarse un producto en su totalidad, sin embargo, hay elementos que son indudablemente genuinos, ya sea de forma positiva o negativa.