Un ejemplo perfecto de que los videojuegos, como forma de expresión, son únicos y tienen mucho que decir. No habéis visto, leído o escuchado nada como What Remains of Edith Finch. Brillante y tremendamente original.
La versión definitiva de un clásico: una renovación y mejora en todos los aspectos, siempre respetuosa con el material original, que logra transmitir unas sensaciones que hacía 26 años que no experimentábamos.