Cualquier espectador exigente debería verla al menos tres veces, la primera por el puro pánico de la experiencia; la segunda por la comedia macabra inherente a su idea; y la tercera por todos los significados y símbolos ocultos.
Disfruté mucho con 'There Was A Crooked Man' por su inhalación del aire fresco de la libertad en la pantalla de hoy sin que le den arcadas los humos de la licencia gratuita.