La realización es efectista y poco inspirada, pero el ritmo del montaje y los giros del relato original de Dumas hacen que la película funcione como un buen entretenimiento.
Pretende mezclar un relato épico con influencias del péplum y el mejor cine de atracciones. Esta tensión puede generar momentos confusos. Sin embargo, el impresionante diseño de producción afterpunk de la saga se destaca con gran esplendor.
Excelente película danesa que se pregunta si es posible recuperar lo que queda del naturalismo en nuestro presente. Con un pulso admirable y un impagable sentido de una sordidez que no admite concesiones.
Una obra marcadamente popular pensada para conmover amplios patios de butaca. (...) Courcol evita muchas de las trampas previsibles para encontrar la dignidad y no caer en los recursos fáciles.
La trayectoria previa de Palmason sugiere que 'Godland' sería una grata sorpresa, sin embargo, la película supera las expectativas y se convierte en un valioso hallazgo.
Es una película vacía que se siente más como un espectáculo interpretativo de Emma Stone y no logra cumplir con las expectativas que se le imponen, resultando en un intento pretencioso sin propósito.
La película parte de una premisa equivocada y utiliza ejemplos de manera indiscriminada, lo que sugiere que estos son esenciales para un discurso que nunca se desarrolla adecuadamente, resultando en un fracaso.
'Vidas pasadas' se presenta como una película encantadora. Aunque carece de profundidad y tiene momentos de cine postales, es un filme que evoca la nostalgia de los amores perdidos de la infancia y enganchará a quienes desean recordar esos tiempos.
La primera parte tiene todos los ingredientes para una buena película. Sin embargo, la metáfora resulta tan evidente que se vuelve absurda, asemejándose a una lección básica de psicoanálisis.
Honoré parte de una excelente idea y Chiaria Mastroiani brilla en su actuación, aportando un encanto especial a la película. Sin embargo, parece que Honoré no logra manejar por completo todas las piezas en juego, lo que resulta en una obra con altibajos.
Mouret presenta diálogos meticulosamente construidos que evocan lo más destacado de Guitry y Allen, al mismo tiempo que rinde homenaje a una tradición del cine francés que abarca desde Éric Rohmer hasta Jean Eustache.