La obra de Thea Hvistendahl tiene momentos brillantes, aunque su ritmo pausado puede resultar desafiante. La narrativa se despliega con sutileza, y ciertas partes resuenan con mayor intensidad que otras.
La psicología cautivadora de la primera mitad se desarrolla de manera algo simplista. La conclusión, aunque surrealista y ambigua, carece de valentía debido a la ausencia de ideas más impactantes.
Aunque en ocasiones roza el cliché del cine de terror, presenta suficientes elementos interesantes que la hacen resaltar entre las propuestas habituales de este género.
Un retorcido Ian McKellen impulsa este thriller desigual. Su interpretación de un crítico de teatro gay en el Londres de los años 30 logra casi redimir este drama escrito por Patrick Marber.
Es una historia fascinante y aterradora, más extraña que la ficción, y una elección inusual para el debut de Kendrick como directora. Tiene un verdadero don para crear suspense.
Kaling presenta temas contemporáneos en la película, pero no logra transformar sus propuestas interesantes en una narrativa convincente que realmente resuene.
Como película, resulta desorientada. Aunque celebra el regreso de Page de forma notable, también deja la sensación de haber perdido una oportunidad valiosa.
Es inquietante y conmovedor al mismo tiempo, una triste historia sobre lo que el bullying, la enfermedad mental no tratada y la soledad abrumadora pueden crear.
La actriz presenta una sólida propuesta para el mundo del cine de acción con su regreso tras cinco años. Aunque la trama puede parecer algo predecible, logra establecer las bases para una posible nueva franquicia.