Agora no logra, creo, traspasar el restringido umbral que separa lo bueno o muy bueno de lo excepcional. Hay pasión y toda las maestría del mundo en esta película pero en el centro del ágora... falta el punto de garra o de alma necesario.
Entre los actores, resalta la actuación de Blanca Apilánez como Encarna Sánchez. En cuanto a los demás, preferimos no opinar. El guion resulta alarmante y el producto, en general, deja una sensación de lástima.
Un relato escalofriante pero a la vez dulce, aunque en ocasiones algo empalagoso. Shyamalan muestra su maestría tras la cámara, su visión visual es impresionante. Le gusta añadir elementos sentimentalistas en sus historias, lo que puede generar ciertos tropiezos en el guión. No hay perfección, pero es una experiencia que deja una huella.