No puede abordar cuestiones importantes; en su lugar, se contenta con sustos baratos que no aportan ningún valor ni consuelo a quienes han sufrido una pérdida.
Lana Wilson elige prescindir de ediciones, música de fondo y ciertos recursos cinematográficos para ofrecer una vivencia íntima y profundamente personal.
Lamentablemente, los esfuerzos de los dos actores son en vano, ya que la película no logra cumplir con su título, pues seguramente no ganará la simpatía de quienes se atrevan a verla.