La serie es, sobre todo, aterradora. Una vez que se establece, resulta lo suficientemente cautivadora e intrigante como para mantener tu atención en todo momento.
Se toma su tiempo en encontrar su propio encanto más allá de su inspiración británica. Port y Wiseman se esfuerzan por hallar la alquimia que hacía que la obra original fuese fascinante.
'From Scratch' presenta una familia extensa, desordenada y totalmente creíble que puede vender casi cualquier frase ocasionalmente (aunque necesariamente) cursi.
Hay algo innegablemente satisfactorio en ver a Hussain presentar su propio show en el que puede poner en práctica sus conocimientos y su historia sin que nadie le critique.
Centrar una serie en el mundo docente no es un concepto innovador. Sin embargo, donde realmente destaca es al convertirse en una auténtica comedia de trabajo, al estilo de 'The Office'.
Incluso tropezando de vez en cuando, la serie demuestra que hay muchas maneras de contar historias universitarias, especialmente cuando cuentas con personajes tan interesantes como estos.
Que Mo encuentre tantas razones para reírse de todos modos, es un reconocimiento de la capacidad de esta serie para contar una historia verdaderamente llena de matices sobre un hombre, su familia y la experiencia palestina.
Algunos episodios resultan más complejos de lo que el grito de guerra en los créditos iniciales sugiere: 'Soy una mujer, oídme rugir'. Sin embargo, hay otros que se apegan a esta vibración retrógrada, convirtiéndose en algo mucho más elemental.