Es una película que destaca por su inteligencia, evitando caer en la sensiblería. Además, su calidad es tan alta que resulta imposible pasarla por alto.
Puede que esté bien interpretada y es ocasionalmente graciosa gracias en parte a Zellweger y Grant, pero en gran medida, 'Edge Of Reason' es tan flácida y está tan desgastada como las bragas de Bridget.
Se mantiene tan atractiva como antes. El director Jon Amiel hace un gran trabajo creando tres mundos muy diferentes, mientras que las interpretaciones son brillantes.