Es más una acumulación de incidentes que una historia. Sin un foco que la guíe, la bulliciosa energía cómica de McCarthy se descontrola. El resultado apenas parece una película.
Una película que irradia una intensa rabia, reflejando la realidad de la América contemporánea. Su equipo ha logrado captar y despertar la furia del espectador de una manera efectiva.