[Crítica 2ª temporada]: Este thriller cargado de terror es uno de las series más deliciosas de la televisión: es a la vez apasionante, emotiva y caníbal.
Es excepcional que la satisfacción sea el colofón perfecto para la historia de una vida, pero canaliza con éxito una vasta vida creativa hasta convertirla en un convincente retrato personal.
Funciona como un cuento de terror, en el que los humanos poseídos se transforman en monstruos y vuelven a transformarse mientras las autoridades intentan acabar con la infiltración.
Es una serie ágil y concisa: no puedo dejar de recalcar lo mucho que me gustaron los episodios de sólo 45 minutos de duración. A diferencia de Charlie, David E. Kelley está dispuesto a cambiar con los tiempos.
La narración avanza de manera ligera, transitando de un apuro a otro, apoyada por un elenco de experimentados actores británicos en los papeles secundarios.
La serie ofrece una visión equilibrada de la perspectiva de Ghosn y sus alegaciones de inocencia, a pesar de la aparición constante de nueva información. Se define claramente su papel, ya sea como villano o víctima.