Una comedia romántica cálida y alegre. Rachel Israel otorga a sus personajes una gran libertad, lo que permite que sus interpretaciones reflejen una espontaneidad natural.
Tan económico en su estilo visual como en sus diálogos, Kaurismäki saca el máximo partido a sus actores cuando estos hacen lo mínimo. El resultado no es sólo cómico, sino también conmovedor.
Una historia de iniciación conmovedora, íntima e intensamente emocional con algunos toques personales. Amable y emotiva, alterna entre momentos de humor y tristeza, siendo a la vez vivaz y melancólica.
Haneke demuestra nuevamente su maestría en lo visual, aunque el guion no está a la altura. El resultado es una película que carece de la profunda perturbación y claridad que caracterizan sus obras más destacadas.
La precisión tanto histórica como geográfica es cuestionable y la historia presenta algunos cabos sueltos. Sin embargo, los seguidores de Gitai podrán disfrutar de varios planos visualmente impresionantes.