Como Ed Wood, Tommy Wiseau o Tonya Harding, Dolemite se presenta como el protagonista de un biopic que merece reconocimiento, respaldado por un elenco excepcional.
Es una buena obra narrativa típicamente lineal. Las actuaciones son en general excelentes, pero hay un problema con el personaje principal, que resta valor a la película y hace que se sienta menos que la suma de sus partes.
Una sangrienta y desgarradora mirada a los primeros días de la guerra de Vietnam. Hace reflexionar sobre los cientos de miles de hombres y mujeres que perdieron la vida sin motivo alguno, así como sobre sus huérfanos.
Un trabajo de memorias consiste en enseñar el mundo a través de otros ojos e inspirar a la gente a vivir prestando más atención, esa es la gloria de 'The Beaches of Agnès'.
Este mundo es de una belleza deslumbrante, pero también hay algo opresivo en su exotismo. El color no sólo satura la imagen, sino que la hace más espesa.
Escena a escena, no es tan mala. Hay momentos que resultan divertidos y las imágenes invernales crean una atmósfera impactante. Sin embargo, es una de las propuestas más disyuntivas que he presenciado.
Se ha descrito como 'meditativa', pero debieron ser los críticos los que hicieron la meditación: durante la mayor parte de su metraje, Gallo simplemente pone la cámara y entra en trance.