Es un retrato valioso porque profundiza en los conflictos internos de Miyazaki y muestra el impulso irrefrenable y las dudas que tienen muchos artistas.
Una historia de la guerra civil que carece de impulso y grandeza. Este biopic no logra definirse entre ser un filme bélico épico o una mera lección de historia.
El asombroso segundo largometraje de Schoenbrun logra conservar el intenso miedo de su debut de micropresupuesto y explorar en profundidad sus emocionantes heridas de descubrimiento, incluso abordándolas a una escala mucho mayor.
Una joya etérea lista para ser redescubierta. El debut de Keene revitaliza un cuento de hadas hiper-violento, cuestionando la misoginia que defiende su orden moral.
Puedes sentir que Bautista y Nanjiani disfrutan de la compañía del otro, y esa conexión es evidente incluso en los momentos en que las bromas no logran convencer.
Ryan Reynolds y Samuel L. Jackson no pueden salvar esta débil película de acción. Tiene tantas ganas de convertirse en una franquicia que no se atreve a arriesgar como película.
Kiet se esfuerza por crear algo innovador, pero las peleas resultan demasiado torpes para trascender el nivel de una simple atracción de parque temático.
Simplemente, el material no es lo suficientemente sólido o interesante para sostener un reparto tan rico como el que ha reunido Simien. Son 123 minutos de tono en búsqueda de forma.
Emerge del leve tedio de su segundo acto y se adentra en la amable cohesión de sus capítulos finales, que hacen girar el tiempo y derriten suavemente el corazón.
'Riddle of Fire' intenta plasmar la magia inherente a la infancia moderna, convirtiendo una simple búsqueda en una aventura épica. Quizá en exceso épica.