Hay dos cosas por las cuales vale la pena darle una oportunidad a esta cinta: la sobresaliente y perturbadora actuación de Verónica Langer y el sentimiento de inquietud que te queda al final de la película.
La dirección de Steven Spielberg, junto con Disney, presenta un producto que no logra destacarse según los altos estándares que suelen ofrecer. Solo deja a la audiencia con la interrogante de por qué no se sintió esa chispa mágica tan esperada.
Es un reflejo de la película original que añade una visión femenina. Se trata de una comedia que surge gracias al éxito de su predecesora, aunque no destaca por su propuesta, ingenio o creatividad.
Una comedia romántica amena y agradable que, de forma sencilla, lleva al espectador a prever los eventos, garantizando una salida de la sala con una sensación de satisfacción y tranquilidad.