Los dibujos se han creado a partir de grabaciones con actores, y el resultado es magnífico. La obra se aleja del sentimentalismo y, en su lugar, ofrece una poderosa combinación de intensidad visual, emocional y musical.
El drama está presente en toda su extensión, impactante por derecho propio. Sin embargo, Guadagnino opta por una narración introspectiva, haciendo que los personajes se sumerjan en su propia existencia, reflejando esa sensación de pérdida.
Skarsgard demuestra una notable falta de habilidad actoral para cumplir con las expectativas, sin importar el papel que asuma. Se trata de una obra que se centra principalmente en sí misma, sin ofrecer mucho más al espectador.
