Las imágenes son menos impactantes que la voz en off. A pesar de esto, la historia presentada resulta interesante, aunque habría ganado más atractivo si se hubieran incorporado otros recursos visuales.
David Tenant encarna a un psicópata extravagante que, a su manera, logra mantener el interés en este thriller que presenta varias incongruencias. Sin embargo, se destaca por su ritmo ágil y una generosa cantidad de momentos escalofriantes.
La película presenta elementos atractivos al inicio, pero luego se enfoca en los dilemas existenciales del protagonista, lo que hace que la trama se vuelva algo confusa. El desenlace, lleno de acción, parece llegar un poco tarde.
El filme podría resultar más ameno si no dependiera únicamente de un truco visual: se presenta completamente desde la perspectiva de Robocop durante su proceso de ensamblaje.
La pareja principal logra mantener el interés en esta comedia, que podría haber explotado mejor el potencial visual del entorno y otros aspectos formales. A pesar de sus defectos, resulta ser bastante entretenida.
Es igual de buena, o incluso superior, a la original. Además de contar con actuaciones sólidas y una dirección creativa, destacan su capacidad para intensificar aún más el humor oscuro y audaz de la película anterior.
Levanta vuelo cada vez que hay tiroteos y persecuciones, pero se queda estancada al mostrar paisajes de Marruecos o al centrarse en revelar secretos biográficos innecesarios de James Bond.
La película de Vaughn destaca por su creatividad y sentido del humor, desde los ingeniosos robots y dispositivos hasta los escenarios extravagantes y la participación de actores destacados.
El resultado es un film de 97 minutos, uno de los más breves de la saga. En este tiempo, todo está justificado, y la acción desbordante, acompañada de diálogos irónicos, mantiene el entretenimiento de manera constante.
Las escenas de acción y ciertos efectos especiales llamativos ayudan a suavizar la ternura excesiva y la falta de sorpresa de la trama, junto con un elenco que cumple pero no destaca.
Benicio del Toro interpreta a un aterrador narcotraficante mexicano, mientras que Salma Hayek, en un papel sorprendente, encarna a la reina de su cartel. La película presenta un policial con altibajos, pero está repleta de elementos originales, tensión y toques de humor negro.
Los villanos son realmente tan horribles como deberían ser los que se dedican a secuestrar niños, y las persecuciones automovilísticas están muy bien filmadas.
Es una película interesante, pero su originalidad inicial cae ante el peso de sus propias pretensiones, especialmente porque el continuo uso de flashbacks.
La película presenta varios momentos interesantes, destacando un par de escenas de sexo bien ejecutadas. Sin embargo, parece que la obsesión del protagonista también influye en el estilo del director, Steve McQueen.