Es interesante por varios motivos, pero sobre todo porque tiene un pie en la vieja tradición de la ciencia ficción soviética. El estilo del film es original, y a medida que avanza se intensifican las imágenes imaginativas.
La película navega a través de diversos géneros, abarcando el suspenso, el cine negro, la violencia extrema y la comedia oscura. Una posible crítica sería su duración, que puede sentirse un tanto excesiva.
Sin duda destaca por su originalidad, aunque el esfuerzo de tres actores en un escenario reducido la transforma en un filme de terror íntimo que en ciertos momentos resulta más cautivador que realmente impactante.
Benicio del Toro interpreta a un aterrador narcotraficante mexicano, mientras que Salma Hayek, en un papel sorprendente, encarna a la reina de su cartel. La película presenta un policial con altibajos, pero está repleta de elementos originales, tensión y toques de humor negro.
Los villanos son realmente tan horribles como deberían ser los que se dedican a secuestrar niños, y las persecuciones automovilísticas están muy bien filmadas.
Aun con sus imperfecciones, el uso excepcional del paisaje, el enfoque moderno y local del western, las destacadas actuaciones y las creativas escenas de acción hacen que 'El ardor' sea una película digna de ver.
Es una película interesante, pero su originalidad inicial cae ante el peso de sus propias pretensiones, especialmente porque el continuo uso de flashbacks.
Las imágenes son atractivas, e incluso hay hallazgos como virar la fotografía a tonos verdes y rojos plenos en algunos climax dramáticos. Los fans del fantástico criollo la van a saber apreciarla.
La película presenta varios momentos interesantes, destacando un par de escenas de sexo bien ejecutadas. Sin embargo, parece que la obsesión del protagonista también influye en el estilo del director, Steve McQueen.
Se sostiene mejor cuando el aniquilador de vampiros es un Lincoln joven que cuando ya era presidente, pero aún en esos momentos mantiene su insensata coherencia.
Película que se enfoca demasiado en el melodrama nacional, descuidando las escenas de acción y combate, lo que provoca una sensación de lentitud en el desarrollo.
El director infunde al agua un aire siniestro, ya sea que se presente en una piscina, en una gotera o en las múltiples escenas de lluvia que adornan esta creativa película.