El arte y los efectos especiales, así como el uso del 3D, son sin duda los aspectos más destacados de esta peculiar versión «gore» de 'Hansel y Gretel', que presenta momentos intensos de truculencia.
Dwayne Johnson asume el papel principal con su característico entusiasmo, mientras que Bruce Willis realiza una de esas inusuales apariciones que sus seguidores aprecian.
La iluminación es adecuada, las cámaras están estratégicamente colocadas y el montaje es vertiginoso, como es habitual en este género, pero carece de originalidad y no logra captar la atención.
Un gran film con humor, emoción, maravillas visuales y creaciones fantásticas inéditas, además de un notable mensaje antifascista que es la esencia de esta película imperdible.
La película resulta ser muy entretenida y tiene una estructura episódica, similar a la de una serie de televisión, pero carece de los típicos videoclips de rock clásico.
Funciona mejor que la primera, porque al tener una premisa argumental propia, ya no tiene que competir con el original de 1981, y sus imágenes fantásticas harán las delicias del público adolescente.
La historia es compleja, y al igual que en las últimas películas de la saga, los espectadores no tan entusiastas pueden encontrar un desafío en seguir los múltiples hilos de la trama. Sin embargo, a medida que se desarrollan las más de dos horas de proyección, las preguntas iniciales se van aclarando.