Una película de Tintín que es digna y se mantiene fiel al estilo y la estética de los cómics de Hergé, presentando un filme con momentos realmente memorables.
La trama presenta constantemente situaciones sumamente conmovedoras que, afortunadamente, se resuelven adecuadamente antes de que surja la próxima catástrofe emocional.
El resultado está a la altura de las expectativas, con algunas de las imágenes más asombrosas que hayan surgido de la adaptación al cine de una historieta.
En medio de tanto desmadre bucanero hay lugar para la poesía: la extraña historia de amor entre un predicador y una sirena es un raro condimento que realmente no se podía esperar en una superproducción de Disney.
La música y la fotografía se destacan como los únicos aspectos que permiten sobrellevar las casi dos horas de duración de este producto de clase B, que está inflado debido a la reputación de su productor, Cameron.
Una delirante ensalada griega con altas dosis de acción y violencia y buenas actuaciones, entre ellas la de un Mickey Rourke tenebroso como nunca en un papel a su medida.
El talento conjunto de Zemeckis y del director Simon Wells, junto con un generoso presupuesto de 150 millones de dólares, no lograron el resultado contundente que se esperaba. Sin embargo, hay elementos visuales que garantizan que la película siempre ofrezca algo interesante.
Tras una primera parte poco clara, situada entre la comedia irónica y el cine de superhéroes, 'El Avispón Verde 3D' se desarrolla tanto en estética como en ritmo, alcanzando un clímax memorable.
En este caso, se presenta una propuesta técnica diferente, permitiendo al espectador disfrutar de las travesuras de Jose Luis Torrente en 3D. Esta innovadora perspectiva añade un toque de diversión a la serie de chistes subidos de tono.
Todo es parte de un gran chiste tonto donde ni siquiera hay verdaderos villanos, por lo que, como entretenimiento familiar, esta cuarta parte de la saga es un pasatiempo ideal.
Esta mala copia de 'Piraña 3D' con tiburones de todo calibre resulta entretenida, gracias a su guión absurdo que intenta fusionar la típica trama de jóvenes en peligro.
Como mezcla de vehículo promocional y subproducto comercial de un ídolo pop prefabricado y difundido vía redes sociales, la película es realmente interesante.
Parte de la base de la estética y conceptos originales para llevarlos al límite de lo que permite el cine hiper tecnológico del siglo XXI en una experiencia increíble que sólo debe verse en 3D.
El director Kevin Greutert, veterano de la saga, presenta una efectiva realización de las numerosas escenas sangrientas, con algo que complace a todos los gustos, excepto a los vegetarianos. Para asegurar el éxito en taquilla, los productores incrementan el número de muertes en comparación con las entregas previas.
Esta vez se presenta una mayor cantidad de pirotecnia y acción hipertecnificada en comparación con las escenas sangrientas. A pesar de las diferencias en la representación de la violencia gráfica, el ritmo se mantiene constante a lo largo de toda la película.