Es un placer tenerla en la gran pantalla. Pero los adornos excesivos, la voz en off poco satisfactoria y la estructura artificial debilitan la experiencia.
Stephen Graham combina presión y preocupación para dar vida a un chef que refleja auténticamente la tensión extrema. El entorno es, sin duda, parte integral del mensaje. Se trata de un viaje exasperante y estimulante.
Nyoni lleva a sus personajes hacia revelaciones cada vez más macabras, pero atempera esa tensión con una aguerrida dosis de absurdo. Nyoni merecía su premio a la mejor directora
Con escaso del atractivo inicial de Crockett, se presenta como una película convencional que intenta hallar un propósito en su existencia. Una vez finalizada, es fácil que se diluya en la memoria.
Se enfatiza la importancia de la honestidad emocional. Se presentan interesantes reflexiones sobre los retos de mantenerse en contacto con quienes han perdido a un ser querido, mientras el resto de la familia avanza.
Se proporciona suficiente información sobre la tecnología para que la narrativa sea clara, evitando enredarse en tecnicismos. Sin embargo, parece que la película se ha extendido demasiado, lo que afecta su ritmo.
Ángel Manuel Soto ha logrado inyectar nueva energía a un género que a menudo se siente sombrío, aunque enfrenta desafíos que son típicos en este ámbito.