La trama es débil, sin embargo, la película sigue teniendo un encanto particular. La falta de desarrollo de la historia resalta los defectos que en la primera entrega podían pasarse por alto gracias a su fluidez.
Una aventura que explora el tiempo y, de forma épica, refleja nuestra realidad desde el 2020. A veces resulta loca, pero siempre es una locura que vale la pena vivir.
Uno podría decir lo típico de 'es más fácil admirarla que amarla', pero la imponente actuación de Tom Vaughan-Lawlor la eleva por encima de la miseria.