Dirigida por Sarr, con una interpretación fascinante, es una película cautivadora que abarca desde el idealismo positivo del principio hasta el aferramiento a los vestigios de esperanza del final.
Hacer una película para niños sobre el Holocausto es una ambición valiente y encomiable, pero los terrores de la era nazi son tan desgarradores que el mensaje central del filme de Folman parece trillado.