La segunda temporada supera a la primera, ya que parece no esforzarse tanto por demostrar algo. Los personajes tienen más libertad y eso permite que la acción se desarrolle de manera más fluida.
Probablemente podría haber sido una película decente de 90 minutos, pero una serie de 12 episodios está mucho más allá de lo que el material de origen podría ofrecer.
No es perfecta, se tambalea ligeramente cuando hace su mejor esfuerzo para ser divertida. Pero cuando permite a sus actores, de increíble talento, tener conversaciones que parecen auténticamente improvisadas, fluye.
Es una exploración intensa de los lazos familiares, la ética y las dificultades de la existencia. Tras siete años de espera, cada instante ha valido la pena.
El filme presenta una idea entretenida que seguramente cautivará a los aficionados al horror; sin embargo, a diferencia de 'Scream', le falta la habilidad de equilibrar adecuadamente los elementos cómicos y aterradores.
Al final, la película carece de un argumento sólido. No se dedica el tiempo suficiente a generar miedo y terror, lo que hace que el misterio del asesino sea lo único que impulsa la trama.