El factor miedo está de regreso. Esta es una secuela de Jurassic que juega con la adrenalina a pequeña y gran escala, y hará que los niños alucinen este verano —y quizá incluso que sus padres tengan pesadillas—.
Excelente película cuyo único pecado es que centra todo su potencial en la acción y la trama cuando tiene un ensamble tan poderoso que podría lucirse histriónicamente. Súper disfrutable.
Es una parada obligada del cine mexicano porque además de echar un vistazo a la historia reciente del país, y ser un filme de época bien armado, se trata de una obra que de forma atractiva nos engancha para mirar hacia la intimidad de una pareja madura.
Cargada con un guión que no logra que funcione el romance central y pocas ideas nuevas mientras están atrapados en el mar, hasta los mejores esfuerzos de su talentosa protagonista no puede mantener a esta pareja a flote.
Un drama funcional y ligero, que sigue la receta al pie de la letra y profundiza muy poco en el tema central. Un vehículo algo cursi, pero ideal para quienes buscan entretenimiento y reflexión sin complicaciones.
Un proyecto personal e íntimo del director y su protagonista, que logra ser atractivo para el público general por tratarse de una pieza bien estructurada cargada de emotividad.
Es una indispensable de la cinematografía. Un viaje alucinante y conmovedor, que se vuelve universal a través de lo extraordinario. La manufactura alcanza niveles de virtuosismo. Una joya de la animación y del cine en general.