Al centrarse en un hombre común, Abu-Assad logra que la existencia agobiante de 'Omar' se sienta más próxima, subrayando sus sufrimientos con un miedo evidente.
El atractivo de los viajes espaciales cautiva a los espectadores de todas las edades y géneros, y este viaje agridulce logra ser verdaderamente reconfortante.
'Blood Father' no es una gran obra cinematográfica, pero logra evocar algunas de las actitudes rudas de Gibson en 'Mad Max'. No se considera una redención, sino más bien un intento errático de redirigir su carrera.
El suspense se presenta de manera intermitente, pero 'A Single Shot' logra mantener un dominio constante sobre la tristeza y la degradación del entorno.
Es básicamente un puñado de vulgares amenazas y de estallidos de violencia, sustituyendo sustancia por ira hasta que los créditos traen consigo un poco de paz a la pantalla.
'Like Me' introduce a una fascinante antiheroína retorcida, un personaje que refleja la complejidad de la era contemporánea, aunque no logra ofrecerle una dirección clara en su historia.
Trier presenta una película repleta de oportunidades convencionales, que él logra magistralmente transformar en una experiencia nueva con cada vuelta de trama.
La historia gira en torno a un personaje con cáncer y se transforma en un drama que resulta más predecible que conmovedor. La idea es poco original y carece de la autoconciencia necesaria para ser realmente entretenida.
'The Wolfpack' presenta una situación tan peculiar que roza lo surrealista. Moselle se sumerge en un universo donde las dinámicas familiares son exploradas de una manera completamente innovadora.