Para románticos que distingan el cine de la vida. Lo mejor: la combinación de emoción y reflexión. Lo peor: que alguien tenga la tentación de doblarla.
Una película poliédrica e inteligente que analiza las peculiaridades de la especie humana con una lucidez e ironía a prueba de cualquier tentación sentimental.
Benigni aborda la realidad con la misma naturaleza de apariencia que es propia del cine. Pero, al mismo tiempo, hace de ese sensible cuento de hadas una eficaz denuncia contra el holocausto.
Lo mejor: los supuestos interludios publicitarios que bien podrían ser reales. Lo peor: la sensación de que se trata de una broma demasiado alargada. Un epílogo absolutamente imprescindible certifica que a menudo es la realidad quien imita a la ficción.
Desde mucho antes del final, es evidente que la película se alinea con las obras más destacadas de su carrera. Para quienes todavía tienen fe en que Allen logre superar sus propios estándares, esta obra es una brillante adición a su filmografía.