La convivencia y la necesidad de tolerancia son los ejes en los que el filme encuentra su apoyo más sincero y así evita caer en el cliché, un riesgo constante motivado por su tendencia hacia un tono naturalista.
El cineasta articula su relato aferrándose al esquema canónico del documental. Un relato que, por su propia trascendencia y emotividad, insufla un aliento que resulta imposible de ignorar, especialmente en torno a la poesía.
Dejando a un lado el aspecto formal, que naufraga en las aguas de lo televisivo, con el robo del cráneo del Papa Luna, es donde la película encuentra su razón de ser.
Esta obra se enfoca en construir un relato narrativo que respira poesía, explorando temas como el amor, el sexo y el deseo. Se presenta como un poema audiovisual que invita a la reflexión.
Un vehículo para destacar el talento de Susan Sarandon, Sam Neill, Kate Winslet y Mia Wasikowska. Más allá de eso, la película es efímera, desvaneciéndose rápidamente como el mirlo que inspira su título.
Apasionante filme. Una obra asentada sobre claros referentes visuales, desde Chris Marker hasta el surrealismo y las vanguardias, que se presenta de manera libre y con constantes puntos de fuga.
Retrato del fracaso del sueño americano a través del testimonio de tres luchadores. Una invitación a la resistencia y a la supervivencia del medio rural.
Una propuesta que destaca por su simplicidad. Es un drama intimista que reflexiona sobre el paso del tiempo, logrando aprovechar al máximo su enfoque creativo.
Eek elige colocar su cámara a una distancia prudente, lo que realza la perspectiva observacional de las imágenes. Al mismo tiempo, logra que la historia transmita una conexión profundamente humana y accesible.
'El sueño de la sultana' es una propuesta envolvente que fusiona la experimentación con una narrativa onírica. Su mayor encanto se revela cuando abraza la ensoñación y se aferra a la fantasía de manera sutil.