Descafeinado remake. El problema está en que Jordan no es, ni por asomo, Kazan. Menos mal que el realizador supo rodearse de unos actores con oficio. Entretenida y poco más.
Es un reto complicado modernizar el icónico filme de Orson Welles. Aunque la actuación de Madeleine Stowe es destacable, la película se queda en un nivel básico y, claramente, no se puede comparar con la original.
A pesar de contar con un elenco notable, la película se queda en un simple aprobado, ya que solo explora las posibilidades del nuevo sensurround. En general, se siente inestable en varios sentidos.
A pesar de su calidad, la película tenía el potencial de ser mucho mejor. Solo el guión sólido y las actuaciones destacadas evitaron que se convirtiera en algo mediocre. Se necesitaba un director más competente para elevar la obra.