En general, es atractiva. Sus planos de composición clásica sitúan a los personajes en tensión constante y la riqueza de los colores reverbera en el silencio. Los diálogos suelen ser líricos y la música encaja bien.
Es su fluidez casi sensual lo que se queda en la memoria. Es un tríptico pero en el sentido de que es una verdadera obra de arte. Un debut muy conseguido de una nueva voz interesante.
Un ejercicio de escritura masculina, dirigido y protagonizado en un territorio cinematográfico tradicionalmente femenino que la hace más fascinante conceptualmente que lo que lo es en pantalla.
La película de Edwards destaca por su esencia británica y su orgullo negro, combinando de manera innovadora tonos y formatos poco convencionales. Es un deleite observar a una cineasta novel consolidando una narrativa que mezcla elementos musicales y dramáticos.
Unas sólidas interpretaciones y un inquebrantable sentido del lugar atraen al público hacia el retrato de una sociedad injusta y un alegato a favor de la igualdad de condiciones, por no hablar de hacer testamento.
La vida real supera a la ficción en 'The Janes'. Estas mujeres son una presencia inteligente y sofisticada en pantalla, brindando una narrativa genuina sobre sus acciones ilegales.