Lo mejor es que Favreau ha logrado transmitir un mensaje ecologista significativo en la pantalla, superando incluso los elementos Shakespearianos de la historia.
Los personajes mantienen una química excelente, pero el guion resulta algo débil. La trama se desarrolla de manera frenética, dando la impresión de ser una película de los años 90 de calidad inferior.
Una agradable sorpresa para los seguidores del género que invita a imaginar las posibilidades que podría explorar Øvredal si recibiera una oferta de Marvel o DC. Sería interesante ver qué propuestas traería.