Una actuación digna de premios de la siempre excepcional Andrea Riseborough eleva un retrato sobre el camino hacia la recuperación que resulta conmovedor pero que no aporta nada nuevo.
Las interpretaciones son tan extraordinarias como las experiencias vividas. Esta obra es una oda a las amistades singulares que forjamos a lo largo de nuestra vida, las cuales permanecen intactas a pesar de cualquier distancia, ya sea física o temporal.
Hacen una apasionada declaración política sobre la profunda depravación de la humanidad, pero lo hacen a expensas de las personas marginadas que retratan. Una película empática -explotadora podría ser mejor palabra.
La bellísima y discreta interpretación de Sydney Sweeney, unida a una realización estilísticamente minimalista, dan lugar a una pieza de cámara escalofriante y convincente.
Kitano, a sus más de 70 años, presenta esta epopeya sangrienta con una vitalidad inigualable, mostrando la fuerza creativa de un artista en plena fase inicial.
La propuesta en primera persona de Steven Soderbergh es una valiosa exploración. Este inquietante drama familiar transforma el género de terror al añadir una profunda empatía, ofreciendo una experiencia emocionalmente resonante.
En lo que respecta a documentales, este no ofrece novedades, pero su conmovedor enfoque sobre la vida de Reeve rinde homenaje a un verdadero superhombre.