Ojalá fuera al menos divertida. Su pecado capital no es su sensiblería ni su solemnidad, sino la falta de argumento suficiente para mantener ocho episodios. Es la historia de un despilfarro de talento que desperdicia su propio potencial.
Pone de relieve que la intérprete y la persona eran dos lados muy diferentes de la leyenda. Ya todos conocemos a la primera, pero la segunda sigue siendo todo un misterio.
Más reveladora sobre Hillary como fenómeno que como persona. Aquellos que realmente deseen ver este documental admirativo encontrarán poca información novedosa.
La historia real de esta emprendedora negra legendaria es indudablemente más fascinante que esta adaptación ficticia. La trama se vuelve repetitiva en un corto período.
Tyrnauer logra ilustrar conceptos conocidos, aunque su crítica a la presidencia de Reagan no consigue establecerse como una visión definitiva del ícono conservador.
Un retrato sin complicaciones de un hombre sin complejidad ni profundidad. Lo que hace que 'American Sniper' resulte tan insatisfactoria es que Eastwood rehúsa, en líneas generales, ofrecer una opinión.
Situada en 'Murder House', donde tuvo lugar la primera iteración de 'American Horror Story', este episodio modesto, pero entretenido, canaliza los elementos más jugosos de aquella temporada.
Fallando casi por completo como entretenimiento, 'The Road Chip' podría ser más útil como una lección para los niños de ser más cuidadosos con las elecciones de sus películas.
Ninguno de los invitados se emborracha o discute un tema del que no tenga ni idea. Pero, por otro lado, tampoco se emborrachan o hablan sobre un tema del que evidentemente no tienen ni idea.
La clase de serie donde cada uno de los miembros de su reparto parece un hallazgo, y donde la química natural entre las cuatro protagonistas se suma a su accesible encanto.
Por desgracia, la narración confusa dificulta conocer a las atletas con la misma profundidad que se llegó a conocer a personajes como Jerry, Lexi o Gabi.
Es más interesante como un relato de sanación y autodescubrimiento. El vínculo entre madre e hija, a veces tenso, es lo que realmente destaca. Qualley y MacDowell brillan en sus escenas juntas.
Es a la vez trascendente y descerebrada; no se parece a nada de lo que hay en televisión. Para mi gusto, te quita más de lo que te da, despertando más admiración que entretenimiento o excitación.