Armada con un reparto de talento, la película se inscribe felizmente en la tradición del hedonismo adolescente y, aunque es de manual, es agradable de ver.
Courtney B. Vance reúne a un equipo para un atraco a un banco que resulta ser bastante poco impresionante, destacándose por su falta de ingenio y calidad.
A pesar de su fuerte enfoque naturalista, la película pierde intimidad con el tiempo, ya que Max se muestra cada vez más alejado y superficial, aunque comienza a sentirse más seguro de sí mismo.
Se desenvuelve con soltura entre anónimas intrigas palaciegas, pero tropieza con lo más difícil en sus esfuerzos por indagar en la psicología y la historia de su protagonista a través de flashbacks.
La trama no aprovecha su premisa intrigante y se convierte en un thriller convencional. El resultado es una mezcla poco convincente de conceptos que quedan sin explorar.