Una multicoproducción internacional que aborda el metarrelato sobre la violencia guerrillera en Latinoamérica. Se observa una tendencia al exhibicionismo que podría desviar la carrera de Landes, comparándola de alguna manera con la de Iñárritu. Y, no, esto no lo menciono como un elogio.
Quizás los últimos capítulos no están a la altura de los primeros, pero la película es un rara avis en el panorama actual del cine independiente americano, más deudora de Cassavetes que del prototipo Sundance.
Una forma de comedia que, en gran parte debido al excesivo maquillaje de Hendler y Fonzi, se sitúa constantemente en el ámbito de lo grotesco. La película posee un aire de rareza que suele relegar a muchas obras al estatus de películas de culto.
La película refleja de manera muy cercana la novela, presentando una historia que aborda el frío y los retos de escapar de la pobreza. Sin embargo, Keegan logra transmitir estos temas con mayor efectividad en su novela que Mielants en la adaptación cinematográfica.
A diferencia de otras producciones latinoamericanas que suelen abordar temas de sordidez y violencia, la obra de Toscano reinterpreta estos elementos, transformándolos en una comedia que, si bien es agradable, podría considerarse un poco excesiva en su amabilidad.