Esta nueva versión no logra acercarse a la calidad de la anterior. Es difícil describirla con términos como 'romántica', 'graciosa' o 'entretenida', ya que su ejecución deja mucho que desear.
Aunque la película ofrece un enfoque reconfortante sobre la vida de jóvenes con discapacidades, le falta profundidad e innovación para justificar una visita al cine.
Esta producción es un deleite para quienes se sumergen en sus matices variados, invitando a explorar el enigma del pasado de Juliette junto a Lea, y encantando a aquellos que permanecen hasta el desenlace.
Hay una diferencia entre intentar hacer algo profundo y lograrlo de manera efectiva. Solo aquellos que aprecian las películas auténticamente eclécticas reconocerán los esfuerzos de Egoyan.
El núcleo de honestidad que distingue a la producción permanece inalterado por el tiempo, asegurando que, no importa cuántos años hayan pasado, sigue funcionando a nivel emocional.
Es una historia intrigante que explora las dinámicas familiares y los secretos ocultos. A pesar de su apariencia fría, revela una esencia sorprendentemente cálida y tierna en su núcleo.
Onírica y surrealista, esta obra impacta en el alma en lugar de en la mente. Las imágenes y las emociones perturbadoras que evoca permanecen mucho tiempo después de finalizar sus 90 minutos.
No hay elementos que la hagan destacar como una película imperdible. Se siente más como una buena producción para televisión o streaming que como una experiencia cinematográfica significativa.
Aunque no sea el más destacado de los cuentos de hadas, la película se distingue por su sinceridad. La actuación de Christina Ricci es profundamente honesta y vulnerable, logrando conmover al espectador.
Contiene algunas de las escenas de acción más estimulantes que jamás hayan llegado a la pantalla, una emotiva historia de amor y una subtrama agradable.