La película destaca por las sólidas actuaciones del reparto adolescente, la dinámica dirección y la decisión del guionista de no tomarse los momentos tensos de manera seria.
Cohen dirige las secuencias de acción con gran maestría. Si bien no se considera un clásico del género, resulta lo suficientemente divertida como para superar sus clichés.
Seagal tiene un papel más hablado en esta película en comparación con su filmografía previa, lo que representa un intento poco convincente de darle al personaje una mayor profundidad y singularidad.