Un magnífico documental que nos hace volar junto a las aves migratorias en sus viajes intercontinentales, es el polo opuesto de los largometrajes modernos que dependen de los efectos especiales.
La entrega anterior, 'X-Men: Days of Future Past', fue tan fresca y disfrutable como esta resulta incoherente y desalentadora. La vi en el habitualmente irritante 3-D, que no recomiendo. En realidad, no recomendaría verla en ningún formato.
En el juego de las franquicias de Hollywood, las secuelas rara vez alcanzan lo que podrían llegar a ser. Ésta en concreto tampoco, pero es bonita, perfectamente agradable y suficientemente buena.
Una asombrosa combinación de espectáculo, suspense, artes marciales, simpleza sublime, acción antigravitatoria y apasionada intensidad. Pero ante todo y sobre todo, es una gran historia de amor.
Bajo el retrato lacónico de Pike se esconde una mujer atormentada que hacía gala de una catastrófica bendición bajo el fuego que finalmente terminaría consumiéndola.
El último thriller de Tony Scott resulta ser puro cine en el sentido más clásico de la palabra. Es una película en movimiento sobre el movimiento, una sinfonía de acción que da un nuevo significado a la noción de una idea fija.