Una vez más, Arnold perfecciona su viaje por las realidades marginales. Sabe cómo meterse en nuestra piel. Si al principio nos cuesta asimilar toda esta miseria, al final nos implicamos de lleno en la película.
Aunque Panh no explora un tema completamente inexplorado, su esfuerzo por examinar el horror del mundo real desde diversas perspectivas a lo largo del tiempo es una manifestación realmente impactante de su compromiso como cineasta.