La película plantea reflexiones profundas sobre la idolatría hacia los héroes, la crueldad inherente en la infancia, las variaciones en los movimientos políticos, la lucha contra el desencanto y la búsqueda de un propósito.
Aunque a veces se notan las limitaciones del presupuesto, la fotografía, elegantemente apropiada, las extravagantes interpretaciones y la visión única de Haynes se llevan la palma. Está claro que es un director a tener en cuenta.
A pesar de la singularidad que aporta Wenders, esta obra termina recordando a numerosas producciones de los grandes estudios, repletas de estrellas y efectos visuales espectaculares.