Rudi Rosenberg logra aportar un toque renovador al concepto con 'The New Kid (Le Nouveau)', una película que no solo exalta a los empollones sobre los deportistas, sino que también refleja lo entretenido que puede ser estar en el peldaño más bajo de la jerarquía social.
La película presenta momentos innegablemente poderosos, sin embargo, no logra convertirse en una narrativa sólida, debido a una dirección que carece de un sentido auténtico de visión.
Con personajes que transitan de lo realista a lo fantástico de manera poco efectiva, y una trama demasiado compleja que no se ajusta a la actualidad, la película resulta más un ejercicio narrativo que un drama auténtico.
Ofrece otro ejemplo de cómo los diseñadores de moda pueden ser artistas complejos, vulnerables, bajo extrema presión en una industria multibillonaria que nos encanta odiar.
Con toques de Ozu, Claire Denis y la 'Short Cuts' de Robert Altman, este drama bien interpretado y cuidadosamente observado, está muy lejos de la típica carne de cañón producida por Nollywood.
El biopic de Paula van der Oest acerca de la poetisa sudafricana Ingrid Jonker resulta convencional, pero se vuelve cautivador principalmente por la destacada actuación de Carice van Houten en el rol principal.
Visualmente esplendorosa, 'El último vuelo' inicia de manera suave pero rápidamente se sumerge en una tormenta de arena cinematográfica. Careciendo de credibilidad en su conjunto, la película intenta reflejar a sus nómadas protagonistas, pero no logra encontrar un auténtico oasis emocional.
Una película que me gustaría olvidar. Es evidente que es una comedia, pero no resulta nada divertida. Comienza a decaer desde el momento en que inicia.
Otra comedia dramática social para contentar al gran público de los creadores de 'Intocable', aunque esta vez lleva a cabo su bienvenida sin traer su mensaje a casa.
El filme aborda de manera efectiva los problemas de las relaciones y presenta con acierto los barrios del Upper East Side, reminiscentes de las obras más reconocidas de Woody Allen. Sin embargo, una dosis extra de humor característico de Allen podría haber aligerado un guión que se siente excesivamente serio.
Una crónica desgarradora de un campo de concentración moderno. Como inmersión en una prisión de Corea del Norte, esta historia horripilante y emotiva es un visionado necesario.
Un relato muy original y conmovedor sobre lo que significa la pérdida de un ser querido, tanto a nivel físico como emocional. Sin duda, el tipo de película de animación madura que tiene futuro más allá de los festivales.
