Seidl plantea cuestiones realmente perturbadoras. ¿Cuáles son las respuestas o soluciones? Presenta una verdad cinematográfica tan incómoda que resulta imposible desviar la mirada.
La película destaca en dos aspectos: la diversidad de escenarios y el diseño de personajes. Sin embargo, pierde fuerza al evaluar un motor narrativo que avanza con la lentitud de un engranaje oxidado.
Es más que probable que el punto de partida de 'Kamikaze' fuese el reverso cínico y cañí de 'La jungla de cristal', de John McTiernan, pero el resultado acaba siendo una puzle que anhela la coherencia estilística de las comedias costumbristas.
La película pierde su rumbo cuando la música incidental eclipsa a los personajes, que se vuelven menos interesantes a medida que Cedar insiste en destacar de manera excesiva el significado de las imágenes.
Una historia real que se ve afectada por un uso exagerado de elementos psicológicos típicos de un telefilme, culminando en un final que resulta tanto torpe en su filmación como predecible.